5 de julio de 2002 |
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El proyecto de ley de libertad religiosa tratado esta semana en la Cámara de Diputados constituyó el hecho legislativo y político local sobresaliente y vino a agitar un poco las tranquilas aguas parlamentarias. Hemos señalado en estas páginas que el proyecto que se impulsa es una iniciativa de un valor extraordinario para el crecimiento de la sociedad puntana, en tanto y en cuanto la esencia del mismo es la tolerancia y la libertad. Toda norma que venga a garantizar estos derechos humanos debe ser bienvenida. Hemos explicado también qué intereses se esconden en el rechazo de la iniciativa a la vez que se actualizó una vez más en San Luis el rol y papel de la Iglesia Católica, su alineamiento doctrinario y la problemática de la discriminación. No dejó de llamar la atención la agresividad e intolerancia que mostraron algunos sectores vinculados a la cúpula eclesiástica y algunos otros oportunistas de turno. Insultos y agresiones a los diputados que estaban a favor del proyecto fueron una constante y esto demuestra palmariamente que la ley es más que necesaria. La sociedad argentina tiene todavía un largo camino que recorrer en materia de Derechos Humanos y tolerancia. Años de dictadores militares y proscripciones han calado hondo en algunos sectores de la sociedad que no aprenden a vivir en el respeto, la libertad y la tolerancia. Esta ley viene a ser una garantía, incluso para los propios católicos frente al Estado o frente a cualquier discriminación. En San Luis quedan resabios de pensamientos antidemocráticos y antipopulares vestidos de ropajes intelectuales. Es lamentable que la Iglesia haya dado cabida a varios de estos personajes. Sin embargo hay algunos hechos alentadores. El obispo Jorge Lona concurrió a la Facultad Pío XII, que depende de la Universidad Católica y donde el Obispado de San Luis tiene poder de decisión. Fue con el cometido de sumar a docentes y alumnos tras el rechazo de la ley, movilizándolos contra el proyecto y la Legislatura, pero no encontró mayor eco. Sólo logró la adhesión de "Bebe" Niño, que dijo: "Si somos católicos tenemos que ir, sino para qué estamos acá" y de Fernando Aostri, lo que sorprendió porque generalmente ha tenido un pensamiento progresista y defensor de la libertad. El texto modificado del proyecto tomará estado legislativo en la sesión del próximo miércoles pero el bloque Justicialista seguramente se reunirá antes para analizarlo. En este cuerpo lo sancionó por unanimidad lo que equivale a decir que fue aprobado por la oposición, representada por la Alianza UCR-Frepaso. En su primer paso por esta cámara, la oposición lo acompañó pero ahora es probable que reviertan su posición si se tiene en cuenta cómo actuó el radicalismo en Diputados. Es que la oposición si en algo se ha distinguido es por las contradicciones y el oportunismo. En el caso particular del radicalismo ha sido una constante, una "política". Los legisladores de la UCR cuya historia acredita que sus hombres y partidos han sido víctimas de la persecución del poder eclesiástico, sucumbieron en una instancia que tenían la oportunidad de aportar a la construcción. Volvieron sobre sus pasos y votaron en contra. El colmo de todo lo que hicieron lo encarna Fidel Haddad. Ya hemos hablado de que las conductas contrastaron en Diputados. Se vio a los cultos no catolicos en una actitud de respeto y tolerancia hacia los legisladores y por supuesto hacia quienes representaban a la Iglesia. Es obvio que no vamos a asegurar que todas las personas identificadas con la Iglesia, actuaron con intolerancia, agraviaron y hasta con prepotencia. Sí, cabe preguntarse porqué los sacerdotes y las monjas tuvieron una actitud tan pasiva ante la provocación. - ¿Por qué gritarle "Judas" a un diputado del PJ que previamente anticipara su voto favorable a la ley, dijo que pertenecía a la Iglesia Católica, Apostólica, Romana". - ¿Por qué tiraron huevos cuando el proyecto fue aprobado? Un huevo, que seguramente no estaba dirigido a Gabriela Ciccarone porque votó en contra, terminó salpicándola a ella. Al lado de la diputada de Pringles estaban Tona Salino y Patrica Gatica que fueron los miembros informantes. ¿Quién fue? Raúl Laborda Ibarra se hizo cargo públicamente, pero nadie de quienes fueron de la Iglesia condenó el hecho y vinieron del sector donde ellos se ubicaron. La hija de la diputada justicialista Cristina Estrella que estudia en esta ciudad fue amenazada ayer cuando salía del domicilio junto a una amiga. Dos personas las amenazaron porque Estrella había votado a favor de la ley de libertad de pensamiento, religión y culto. Hasta anoche no se pudo confirmar si la denuncia ya había sido radicada. Hasta ayer no se conocía y tampoco se había entregado el informe oficial del comisario de la Cámara. Así lo admitió una fuente calificada del cuerpo. El informe determinará cuántas y quiénes fueron las personas identificadas a instancias de las autoridades y si quedaron a disposición de la autoridad competente como se ordenó. |