Sociedad Israelita de Beneficencia de San Luis

20

de julio

de 2002

La Sociedad Israelita recordó a las victimas del atentado a la AMIA

San Luis. Integrantes de la Sociedad Israelita de San Luis recordaron ayer a las víctimas del atentado que destruyó la sede de la AMIA-DAIA en Buenos Aires, acto que se realizó en el cementerio israelí.

En primer lugar los presentes, acompañados del presidente de la entidad, Daniel Hodara, recordaron los sucesos del 18 de julio de 1994que provocó la muerte de 85 personas y más de 300 heridos.

Leyeron el texto del homenaje a las víctimas del atentado que realizó la legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, donde se relata que a las 9:53 una bomba destruyó la sede de la Asociación Mutual Israelita Argentina -AMIA-, institución judía dedicada a la asistencia social y a la cultura ubicada en Buenos Aires.

A su vez indicaron que a 8 años, ese atentado sigue impune y sus autores siguen libres, gozando de esa impunidad. La investigación de la causa AMIA, aún irresuelta, tiene ya 250 cuerpos del expediente, más de 44.000 páginas, 1500 declaraciones testimoniales y 80 indagatorias; 210 allanamientos; 525 teléfonos intervenidos por orden judicial; 25 testigos de identidad reservada; 356.166 cassettes (casi 712.332 horas) de desgrabaciones, entre otros números que se pueden citar.

Para homenajear a las víctimas se plantó un árbol y se descubrió una placa con la leyenda "Homenaje de la Sociedad Israelita de San Luis a la memoria de las 85 víctimas del atentado a la AMIA el 18 de julio de 1994 en Buenos Aires".

Estas acciones buscan promover la memoria, reflexión sobre lo sucedido y exigencia de justicia.

 

AMIA: 8 años de impunidad                   

Como lamentablemente predijéramos, quizás nunca podamos responder muchas preguntas que nos hacemos ante las manifestaciones de la maldad. Cada vez que ocurren hechos de violencia o discriminación nos retorcemos en la impotencia que trae la muerte y la desolación de la incomprensión, pero en ella debemos apoyarnos para seguir bregando por la paz, ya que no hay otro camino.

El dolor de no poder anunciar el esclarecimiento de este terrible atentado, nos duele cada año un poco más.

Nuestro país se debate en opciones extremas; ser o no ser se hace más evidente ante hechos paradigmáticos como el de AMIA.

Se proponen soluciones mágicas, se muestra la bronca con el “váyanse todos” de las marchas populares pero cuando eso ocurra, seguramente, será para desplazar a los decentes. Seguramente, para cuando eso ocurra, los jueces seguirán siendo los mismos, la burocracia y la morosidad de la estructura gubernamental seguirá siendo la misma. La indolencia policial y el descompromiso de la justicia seguirá siendo el mismo con el que hasta ahora nos ha identificado la comunidad internacional.

Cada año que pasa repetimos nuestra impotencia solo enmendada por la tozudez de no olvidar, pero nos preguntamos: ¿es suficiente?

El avance de la intolerancia y la predica del extremismo sigue prendiendo en la gente. Por eso, nuestro esfuerzo debe centrarse en restituir el respeto por las instituciones y las personas, por pedir justicia, pero no cualquier justicia, la institucionalizada, la que emana de la ley y la constitución. Debemos preservar las acciones en un marco civilizado y serio.

Esclarecimiento, justicia y castigo a los culpables es lo que pedimos. No queremos caer en la desesperación de sumarnos a los violentos, los irreverentes, los crueles, los demagogos, los facilistas, los adulones o los aventureros. Queremos justicia en serio, la de las personas serias, eficientes y responsables; aquellas que hay en todos los partidos, en todas las religiones, en todas las ideologías, en todas las nacionalidades y en todas las profesiones.

Creemos que es necesario redoblar esfuerzos para que las personas bien intencionadas se involucren activamente en los llamados a unirse contra la intolerancia, contra la discriminación, la violencia física y especialmente contra la violencia verbal encubierta de discursos políticos aventureros o enunciados ideológicos alterados; porque es ésta la violencia que, sin duda, va carcomiendo la resistencia de nuestros jóvenes a utilizar esos mismos métodos.

No olvidar será un slogan sin sentido, para que eso no ocurra leo a continuación algunos párrafos de discursos anteriores para esta misma fecha:

 “En el país, deberemos cambiar conductas. La tragedia debe hacernos aprender y, consecuentemente, deberemos cambiar actitudes displicentes en relación a la seguridad.” (año 1995 1er. aniversario)

“Si olvidamos o soslayamos los problemas. Si creemos que la solución a ellos se encuentra en el otro, veremos impotentes como se desintegra el cuerpo social cual si fuera arena entre los dedos.” (año 1997 3er. aniversario)

“Porque no son suficientes las expresiones. Los hechos deben venir de la mano de las expresiones y las expresiones de verdaderas posturas éticas.” (año 2000 6to. aniversario)

“Y aún cuando el pasado se convierte en presente, sabemos que la responsabilidad de la violencia no es de todos, la vergüenza de no encontrar a los culpables no es de todos, la indolencia para impartir justicia no es de todos. Cada cual debe encontrar su rol en este dilema y asumir su responsabilidad, de lo contrario volverá a pasar y quizás el objetivo en ese momento no seamos los judíos. Hay que despertar de esta inmovilidad.” (año 2001 7mo. aniversario)

Es responsabilidad de todos que estas palabras que se dijeran en otras oportunidades y las que hoy pronunciamos no caigan en saco roto.

San Luis, 18 de julio de 2002.-

 

Arq. Daniel Hodara

Presidente

Sociedad Israelita de San Luis